martes, mayo 05, 2009

Gajos y Trizas (Marie est partie)



Dios, que rápido pasa el tiempo. Aún recuerdo el día en que estando en el 4 B recibí una llamada a mi celular. No reconocía la voz, pero después supe quien era. La Petite Marie.
Salí del trabajo y me fui directamente a casa de Tere, la cuñada de Monie, mi jefaza, donde ahora y hasta ayer se hospedaba. No tenía ni idea de como era fisicamente. A primera vista se veía bastante joven, aunque como buena europea y francesa, era bastante madura para su edad.
Ese día le presente a algunos amigos, se miraba contenta pero también cansada por el viaje.
Los días pasaron y se empezó a hacer de amigos. Natalia fue su mejor amiga todo este tiempo. Nati, era lo más cercano a la Amy Whinehouse Chicalense. Otro rollo Nati.
He de decir que después de mi regreso de Francia, estaba muy contento pero a la vez un poco ajeno a mí. Esta vez en otro sentido, y después de un año de haber regresado, el tener la compañia de esta niña, hacía mis findes bastante diversos. Desde salidas a los antros más cutres de la ciudad, pasando por raves y eventos culturales. Poco a poco fue parte importante en mi vida cotidiana.
Tuvimos pláticas muy intersantes sobre la vida, el amor, el futuro y sobre uno mismo. Su compañia siempre era grata y a veces sentía que podía leer su mente y deseos. Ella siempre fue mi mejor porrista, siempre me daba energías para seguir, dar el paso o lanzarme a una aventura. Y todo eso en 8 meses.
Ahora, en este momento, ella va rumbo a Los Angeles, un vuelo con destino a Paris, su ciudad natal la espera. Y aunque sabía que ella se iría, me hacía tonto y no le daba mucha importancia, quizás por esta idea loca mía, que me hace pensar que el mundo es un pañuelo y que un segundo o tercer encuentro es inminente.
Ahora si me permiten a manera de adios y de manera muy afectuosa, escribo un sencillo poema en francés para la Petite Marie, para así recordarla en mi mente y hasta en el blog:


Gajos et Trizas.


Gajos et Trizas c’étaient les derniers mots qu’elle a appris.
Elle était contente de partir.
On la voyait, et on ne savait pas quand on va la revoir.

Elle n’a pas chanté une chanson avec moi, parce que les bêtes du bar n’avaient pas la chanson au Karaoké.
Mais par contre on a bien dansé.

J’étais un peu triste. Elle s’est assise à côté de moi et on a parlé de la vie, comme d’habitude.
Puis elle est allée s’assoir à côte de Natalia, sa meilleure amie. Elle disait au revoir à chacun.

Elle était fatiguée, il fallait partir, elle devait dormir pour se lever tôt le lendemain.

Devant sa porte, on a dit adios. On n’a pas pleuré, mais j’étais très triste.
Je suis triste. Une très bonne amie est partie et je ne sais pas quand je vais voir à la petite Marie.

Il me manque déjà, son sourire, ses vêtements, sa fumée et sa manière de vivre la vie.

Mais vous savez, elle reste dans mon cœur, ici, ou les gens restent et ne s’en vont.
Ici ou je garde le meilleur.
Tu t’en vas, mais pas de mon cœur.