Un poco después de las 8 de la mañana, salimos todos los maestros del Instituto Valle de Mexicali hacia una colonia, en la que según nos dijeron iríamos a visitar familias de escasos recursos con las cuales conversaríamos y plantearíamos algunas preguntas. Algo así como un Censo de población y vivienda, pero más informal, y vaya que más interesante.
Una vez en la zona, bajamos del camión y nos dividimos en grupos para distribuirnos por toda la colonia “Ladrillera”.
Mi equipo le toco el otro lado del puente, así que subimos aquella pendiente hasta llegar a nuestro primer destino: una familia conformada por padre y madre y dos hijos. Todos provenientes de Tuxpan, Nayarit, y residiendo en Mexicali después de 10 años. El trabajo del padre y la madre consistía en hacer ladrillos, he ahí la razón del nombre de la colonia. Este trabajo es su único sustento. Sólo uno de los dos hijos, Erika, asiste el cuarto grado de primaria, en el cual, según dice la madre, no hace nada, ya que solo la han pasado de grado y hasta ahora aun no ha aprendido a leer y escribir. Edson, el hijo mayor de 11 años, no asiste a la escuela, debido a que cuando él estaba en jardín de niños le dijeron que era Hiperactivo.
Anita con Erika
Unas cuantas preguntas a la madre y descubrí, gracias a mi ojo clínico, que Edson no padecía ningún trastorno de desarrollo como Déficit de atención, muy probablemente fue o es inquieto o travieso, pero no más.El trabajo de la familia de Edson y Erika consiste básicamente en conseguir estiércol, el cual cuesta 50 pesos por viaje para después mezclarlo con barro y así hacer ladrillos. Por cada mil ladrillos reciben una ganancia de 600 pesos, algo así como 60 centavos por ladrillo, los cuales son revenidos en la ciudad por “Coyotes” hasta en 1200 pesos. El dinero que perciben les ayuda a sobrevivir ya que comentan que apenas les alcanza para comer.
Las condiciones de pobreza de esta familia y el trabajo pesado y laborioso, nos obliga vislumbrar una triste vida para esta familia. ¿No es así?
…él te dará más!
La impresión de esta familia me dejó estoico. Se sentían satisfechos con su trabajo. La madre mencionaba que les gustaba estar todos juntos y que muy pocas veces se separaban. A pesar de ser foráneos, mencionan que el calor no les hace, que eso sólo le pasa a la gente de Mexicali. En casa cuentan con un abanico con el cual aminoran los efectos del calor de verano.
Se sienten agradecidos de estar vivos y de contar con su familia.
Yo me pregunto, ¿cuáles, entonces, son los valores más importantes en una familia?, ¿No son acaso la unidad, el amor entre sus miembros, el apoyo incondicional?
Esta familia me enseñó, que con amor, unidad y trabajo duro se puede lograr alcanzar el cielo en la tierra. Lo cual me recuerda una canción del musical Godspell: “God save the people, not crowns, no thrones”, es decir: “Dios salva a la gente, no coronas, no tronos”.
Me gustaría concluir con esta experiencia con una frase de San Francisco de Asís que dice: “Si quieres vivir libremente, toma tu tiempo, hazlo lento, haz pocas cosas pero hazlas bien, el trabajo duro lleva a la pureza”